Saber qué tipo de piel tienes será clave para conseguir los mejores resultados en tu rostro, con un cuidado facial específico, ya que no todas las pieles son iguales ni presentan las mismas necesidades. Hay pieles muy sensibles que se irritan con mayor facilidad, pieles con un exceso de grasa, pieles muy secas… Aunque todas ellas sean diferentes, todas ellas necesitaran los mismos procesos de limpieza e hidratación, aunque puede variar la cantidad o bien el tipo de producto que se emplee.
La piel es el órgano más grande que tenemos en el cuerpo y el paso más importante para cuidar la piel bien es saber de qué tipo es. Así es como podremos cuidarla correctamente y saber qué necesita en cada momento. Para descubrir qué tipo piel tienes, presta atención a este artículo. La piel de nuestro rostro nos habla y puede hacerlo a través del enrojecimiento, pequeñas grietas, picor, acné, exceso de grasa, descamación, aspereza, tirantez.
¿Qué características presenta cada tipo de piel y qué cuidados necesita?
La piel mixta suele tener un aspecto brillante y desarrollar impurezas en la zona T, es decir, nariz, frente y barbilla. La zona de las mejillas suele ser entre seca y normal y es un tipo de piel que requiere de cuidados diferentes en las distintas partes del rostro. Los mejores consejos para este tipo de piel es limpiarla en profundidad antes de aplicar cualquier producto de tu rutina de cuidado facial, utilizando siempre agua tibia en lugar de agua muy fría o muy caliente. Aplicar crema hidratante de forma regular con textura ligera y utilizar productos que sean para piel mixta, te permitirá cuidar bien de la piel de tu rostro.
La piel seca, por su parte, es menos elástica y más tirante y, en ocasiones, puede provocar irritaciones y picores ante factores ambientales como la temperatura, por ejemplo. Para cuidar este tipo de pieles lo mejor es optar por una hidratación profunda, tanto con cremas como bebiendo mucha agua. Utiliza siempre cremas que tengan FPS para proteger tu piel. Las pieles secas tienen un aspecto más descamado y áspero y eso es porque presentan una carencia de grasa e hidratación. Utiliza productos nutritivos, ricos en aceites naturales que permitan nutrir, aliviar y relajar tu piel. La piel seca también puede venir provocadas por factores de genética o por causas externas como el clima, la baja humedad, el aire, etc. Tener la piel mal hidratada puede provocar eccemas, infecciones y se agrieta con facilidad, lo que hace que esté más expuesta a bacterias.
La piel normal presenta un aspecto suave con poros pequeños y una tonalidad rosada. Tiene una buena circulación y elasticidad y requiere de una rutina facial para mantenerla igual de bien. Hay muchos tipos de piel como la piel sensible, la cual necesita de productos adecuados y de movimientos suaves al aplicar los productos, para que no se irrite. Para este tipo de piel, utiliza cremas que protejan la piel frente a factores ambientales y, cuando limpies tu rostro, seca tu piel y a toques suaves utilizando cosméticos naturales vegetales para evitar irritaciones o alergias. Tu dieta y tu hidratación influirán también en el aspecto y la mejora de tu piel. La piel atópica es también otro tipo de piel, que suele ser muy seca y lleva a la irritación y la descamación, entre otras cosas.
La piel grasa; La piel grasa es una piel que genera un exceso de lípidos y esto puede venir producido por variaciones hormonales o bien agresiones externas, como el estrés, la contaminación, etc.
La piel madura; La piel madura presenta características como la aparición de líneas de expresión y arrugas marcadas y visibles, hiperpigmentación y manchas, textura de la piel áspera, fina y frágil. Pérdida de elasticidad y firmeza, falta de luminosidad, la tez se ve más pálida e incluso amarillenta. Alteraciones leves en la vascularización.
Consejos para cuidar todo tipo de piel
A continuación, te damos algunos consejos para cuidar de tu rostro, sea cual sea tu tipo de piel.
- Es importante la hidratación, la limpieza, la protección solar y cuidar de tu salud con una alimentación saludable. También es importante evitar malos hábitos como fumar o tener una vida muy sedentaria
- Limitar la duración del baño; Hacer baños muy largos o con agua muy caliente puede retirar la protección natural de la piel del cuerpo y del rostro, así como eliminar los aceites naturales que tenemos en la piel. Utiliza agua tibia en lugar de agua caliente también cuidará de la piel de tu rostro
- Seca siempre tu cara a toquecitos, después de lavarte. Secar la piel de una forma brusca y rascando, hará que irrites tu piel y la dañes. Da pequeños toquecitos, para que quede algo de humedad en la piel de tu rostro y no se hagan miro desgarros.
- Humecta la piel seca. Fíjate en las necesidades de tu piel y consulta con tu dermatólogo para saber, exactamente, cuál es tu tipo de piel y qué necesidades presenta
- Come mucha fruta y verdura de hoja verde, granos integrales y proteínas magras, pescado, grasas saludables… Todo ello te llevará a sentirte mejor por fuera y por dentro. Por otro lado, evita grasas no saludables y elimina también todos los carbohidratos procesados y refinados. Apuesta por alimentos reales y de gran calidad para cuidar tu cuerpo, tu mente y tu rostro, independientemente del tipo de piel que sea.
- Hacer ejercicio regularmente, socializar y evitar el estrés te permitirá también cuidar tu rostro. Dormir suficientes horas, fijar límites, exigir menos, relativizar o dedicar tiempo a las cosas que disfrutas, también te permitirá cuidar de tu cuerpo y de tu rostro, así como de tu salud mental. Cuidarte por dentro, hará que también se note por fuera
Pruebas para conocer el tipo de piel que tienes
La mejor forma de saber qué tipo de piel tienes es acudir a tu dermatólogo, pero si quieres hacer pruebas caseras aquí te damos algunas ideas:
- Método de la cara desnuda; Limpia bien tu cara con un limpiador suave y sécala levemente. Deja tu piel desnuda sin poner ningún otro hidratante y cuando pasen 30 minutos, examina tus mejillas, nariz y barbilla y frente, para comprobar si aparecen brillos. Evalúa si la piel se ve reseca al sonreír y, si está tensa, puede que tengas piel seca. Si notas un brillo notable en la zona T, puede que sea piel normal o mixta y si aparecen más brillos en las mejillas, puede que tengas la piel grasa.
- Método de la hoja secante; Sirve para diferenciar la piel grasa de la piel seca. Coge un papel seco y da toquecitos suaves por las diferentes áreas del rostro. Después, aguanta el papel a la luz para evaluar cuánta grasa se ve y si el pliego recoge nada o poca grasa, puede que tu piel sea seca. Si el papel presenta grasa recogida de las áreas de la frente y la nariz, entonces tu piel es mixta o normal. Si la hoja está muy mojada, lo más seguro es que tengas piel grasa.
¿Qué es el equilibrio hídrico de la piel y cómo influye en el tipo de piel?
El equilibrio hídrico se refiere al balance de agua que hay en nuestro organismo de forma natural, el cual debe mantenerse dentro de un determinado rango de normalidad para no poner en riesgo nuestra salud.
El consumo de agua debe equilibrar la cantidad de agua que perdemos, de modo que se recomienda beber de 1,5 a 2 litros de agua al día, respetando el nivel de saciedad o necesidades particulares de cada persona. De esta manera, se mantiene el equilibrio hídrico para prevenir la deshidratación, los cálculos renales y otros trastornos.